La crisis diplomática entre la Casa Blanca y el Palacio de Nariño alcanzó un nuevo y delicado punto de tensión. Lo que comenzó como un intercambio de declaraciones entre los presidentes Donald Trump y Gustavo Petro podría escalar ahora hacia el terreno judicial y financiero. Líderes republicanos en Washington han propuesto que se abra una investigación formal sobre el origen de los fondos que financiaron la campaña presidencial del mandatario colombiano, y que se estudie la posibilidad de incluirlo —junto con su círculo más cercano— en la llamada Lista Clinton, el registro estadounidense que sanciona a individuos y entidades vinculadas con el lavado de activos y el narcotráfico.
El primer aviso lo dio el senador republicano Bernie Moreno, uno de los hombres más cercanos al expresidente Trump y considerado una de las voces más influyentes dentro del ala dura del partido. En una entrevista concedida a medios norteamericanos, Moreno lanzó graves acusaciones contra el jefe de Estado colombiano: “Lo que tenemos en Colombia es un presidente que fue elegido gracias a la ayuda de los carteles de la droga. Vamos a continuar investigando eso. De hecho, vamos a acelerar esa investigación. Mientras tanto, vamos a incluirlo a él, a su familia y a sus cómplices en la lista OFAC, y vamos a designar a carteles adicionales en Colombia como organizaciones terroristas extranjeras”.
Las palabras del senador resonaron con fuerza en los pasillos del Capitolio, donde varios congresistas republicanos se mostraron dispuestos a respaldar la propuesta. Moreno, nacido en Bogotá y radicado en Estados Unidos desde su infancia, se ha convertido en una de las figuras más combativas frente a los gobiernos de izquierda en América Latina. Su iniciativa apunta a golpear a Petro en el flanco económico, congelando eventuales activos y restringiendo las transacciones financieras internacionales de cualquier persona o empresa vinculada con su entorno político.
A las declaraciones de Moreno se sumó Marshall Billingslea, ex subsecretario del Tesoro para la Financiación del Terrorismo y actual consultor del Instituto Hudson, un centro de pensamiento conservador especializado en seguridad y política exterior. Durante una audiencia pública ante el Senado estadounidense, Billingslea afirmó que “el régimen que ha fomentado la plaga socialista que se ha extendido por Latinoamérica es el venezolano. Es dinero venezolano corrupto y sucio el que financió la campaña de Petro. También canalizaron dinero hacia México y Brasil”.
Estas afirmaciones, aunque sin respaldo probatorio público hasta el momento, han encendido las alarmas en Bogotá. En círculos diplomáticos colombianos se teme que una eventual inclusión del presidente o de su entorno en la Lista Clinton afecte seriamente la estabilidad económica del país, dado que esa medida conlleva el cierre automático de cuentas bancarias, la suspensión de contratos internacionales y la pérdida de confianza de los inversionistas extranjeros.
Hasta ahora, la Casa Blanca no ha emitido un pronunciamiento oficial sobre las acciones que podrían tomarse contra Petro o contra el Gobierno colombiano. Sin embargo, fuentes cercanas al Departamento del Tesoro indicaron que se están evaluando los señalamientos, mientras que el propio Trump —en recientes declaraciones— calificó al mandatario colombiano como “un líder del narcotráfico” y “un lunático con problemas mentales”. Estas palabras profundizaron el deterioro de las relaciones bilaterales y colocaron a Colombia en el centro de un torbellino político en Washington.
Desde Bogotá, el presidente Petro respondió con su habitual tono desafiante. En un mensaje difundido por redes sociales, aseguró que “ningún imperio puede decidir quién gobierna en Colombia ni manchar con mentiras la voluntad popular”. También advirtió que su Gobierno “no se dejará intimidar por amenazas financieras” y que continuará “defendiendo la soberanía nacional frente a los intereses de las élites estadounidenses”.
A medida que la controversia se intensifica, analistas advierten que este episodio podría marcar un punto de inflexión en la relación entre ambos países. La inclusión de un jefe de Estado en la Lista Clinton sería un hecho sin precedentes en la historia diplomática reciente y podría desatar consecuencias imprevisibles. Por ahora, el tablero geopolítico se sacude, y Colombia, aliada tradicional de Washington, enfrenta uno de los momentos más tensos de su relación con Estados Unidos en lo que va del siglo.