USCIS endurece silenciosamente el proceso para obtener la residencia por matrimonio en EE. UU.

En una medida que ha pasado casi desapercibida para el ojo del público, el Servicio de Ciudadanía e Inmigración de Estados Unidos (USCIS) ha introducido ajustes sustanciales en el proceso de solicitud de la residencia permanente por matrimonio. Aunque no ha habido un anuncio oficial, los cambios ya se están aplicando, generando inquietud entre abogados de inmigración, solicitantes y organizaciones defensoras de los derechos migratorios. Esta modificación representa un giro relevante en una de las vías más comunes para obtener la famosa «Green Card».

La residencia permanente por matrimonio permite que un ciudadano estadounidense o un residente legal permanente patrocine a su cónyuge para que este pueda establecerse legalmente en Estados Unidos. Durante años, este proceso ha sido una de las rutas más utilizadas para la reunificación familiar. Sin embargo, según un informe publicado por el portal especializado Boundless, USCIS ha comenzado a exigir requisitos más rigurosos y ha estrechado los márgenes de error en la presentación de los formularios.

El cambio no consiste en una reforma legislativa ni en una actualización normativa ampliamente divulgada. Se trata de una modificación de facto en la forma en que USCIS analiza y procesa las solicitudes. En términos simples: lo que antes era tolerado o considerado como error subsanable, hoy puede convertirse en motivo suficiente para una negativa o una solicitud de evidencia adicional que retrase el trámite por meses.

Los formularios más frecuentemente involucrados en este tipo de procesos son el I-130 (Petición para Familiar Extranjero), el I-485 (Solicitud para Registrar Residencia Permanente o Ajustar Estatus), y en casos específicos, el I-129F (Petición de Prometido o Prometida Extranjero/a). Cualquier error menor en estos documentos —desde la omisión de una casilla hasta la falta de un documento anexo— puede significar la diferencia entre el avance del trámite o su devolución inmediata.

Fuentes del ámbito jurídico migratorio señalan que USCIS parece estar endureciendo sus filtros para prevenir posibles fraudes matrimoniales. Aunque esta intención es legítima, la ausencia de transparencia en la aplicación de las nuevas reglas ha generado un clima de incertidumbre. “No se trata de un cambio normativo, sino de un cambio de actitud”, comenta un abogado de inmigración en Nueva York que prefirió mantener el anonimato.

Para los solicitantes, este nuevo panorama implica una mayor exigencia en cuanto a la preparación de los expedientes. La recomendación general de los expertos es revisar minuciosamente cada formulario, adjuntar todas las pruebas posibles de la relación conyugal y, en la medida de lo posible, acudir a asesoría legal especializada. Lo que antes era un trámite complejo, ahora requiere una estrategia aún más cuidadosa.

Esta tendencia también podría estar vinculada a un contexto político más amplio, en el cual el sistema migratorio estadounidense se encuentra bajo una presión constante por parte de sectores que exigen mayor control en la entrada y permanencia de extranjeros. Aunque la administración actual ha prometido un enfoque más humano en política migratoria, medidas como esta revelan una realidad más ambigua.

En última instancia, mientras USCIS no emita una comunicación formal sobre estos cambios, miles de parejas deben navegar un sistema cada vez más intrincado. El sueño americano, para muchos, comienza con una boda. Pero en la actualidad, ese primer paso se enfrenta a una burocracia que, lejos de simplificarse, se torna más estricta y exigente.

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