Una sinfonía de goles: Colombia arrolló a Bolivia y se acerca a las semifinales

En una noche mágica que quedará grabada en la historia del fútbol femenino colombiano, la Selección Nacional ofreció una exhibición deslumbrante en el estadio Gonzalo Pozo de Quito, donde goleó sin contemplaciones a Bolivia con un 8-0 rotundo en la Copa América Femenina. Este resultado no solo reafirma el buen momento del equipo, sino que también lo ubica en las puertas de las semifinales, con la mirada fija en su próximo reto: Brasil. Fue un vendaval de emociones, una fiesta tricolor que no dejó dudas sobre las aspiraciones de un grupo que se niega a renunciar a la gloria.

La Tricolor salió al campo con el compromiso claro: ganar, gustar y golear. Bolivia, pese a su esfuerzo, fue testigo de una tormenta ofensiva liderada por una Colombia que desde el primer minuto mostró ambición, ritmo y precisión quirúrgica. La presión alta, la circulación de balón y la movilidad constante fueron apenas algunas de las claves de una actuación que rozó la perfección. Con esta victoria, además, la Selección alcanzó un hito histórico: superó la barrera de los 100 goles en la historia del torneo, sumando ya 101 anotaciones que hablan del crecimiento sostenido del fútbol femenino en el país.

Daniela Montoya, emblema de carácter y entrega, se convirtió en la voz que marcó el ritmo del equipo desde el mediocampo. Con un doblete que encendió la noche quiteña, la capitana reafirmó su condición de líder y símbolo de esta generación. A su alrededor, jugadoras como Mayra Ramírez, Linda Caicedo, Wendy Bonilla, Jorelyn Carabalí y Valerín Loboa completaron la sinfonía de goles con una coordinación que fue tan contundente como armónica. Incluso el infortunio boliviano se sumó a la cuenta con un autogol de Anabel Flores, reflejo de la presión que supo imponer Colombia en cada sector del campo.

Pero más allá del marcador, lo que deja esta victoria es una sensación de confianza y madurez. Colombia no solo cumplió con el deber de ganar: lo hizo con elegancia, con la serenidad de un equipo que ha entendido cómo jugar estos torneos y con la furia de quien sabe que su momento ha llegado. El juego colectivo, la solidez defensiva y la claridad ofensiva son señales inequívocas de que esta Selección está lista para grandes cosas.

Ocho goles que no solo valen tres puntos. Ocho gritos que vibraron en cada rincón del país, desde las montañas andinas hasta las playas caribeñas. Ocho razones para creer que este equipo puede soñar en grande. Cada tanto fue un poema, cada celebración una reafirmación de identidad, cada abrazo una muestra de la unidad de un grupo que ha logrado algo más profundo que un resultado: ha inspirado.

Ahora, la última parada antes de las semifinales será contra Brasil, un duelo que promete emociones fuertes. Pero Colombia llegará a ese encuentro con la moral en alto, con la confianza que da el buen fútbol y con la convicción de que puede competir de tú a tú contra cualquiera. Será el examen definitivo, una prueba de carácter que este grupo parece más que preparado para enfrentar.

La Copa América Femenina ha encontrado en Colombia a una protagonista indiscutida, una selección que juega con el alma y que no le teme a la grandeza. Lo vivido en Quito no fue solo una victoria: fue una declaración de intenciones. La Tricolor tocó la puerta de las semifinales con fuerza, y todo indica que está lista para cruzarla con paso firme y la cabeza en alto.

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