La noche del lunes 20 de octubre quedará grabada en la memoria de los medellinenses como una de las más intensas del segundo semestre. Una tormenta eléctrica de gran magnitud azotó varios sectores de la capital antioqueña, generando inundaciones, afectaciones a la movilidad, suspensión de eventos deportivos y un llamado generalizado a la precaución. Aunque el fenómeno fue fuerte, las autoridades confirmaron que no se registraron personas lesionadas, un saldo que permite hablar de una ciudad que, pese a la fuerza del agua, logró resistir sin víctimas.
La tormenta, que comenzó en horas de la noche y se prolongó por varias horas, obligó a interrumpir uno de los partidos más esperados de la fecha en la Liga BetPlay. Cuando se jugaba el minuto 88 del encuentro entre Independiente Medellín y Santa Fe, en el estadio Atanasio Girardot, el juez central suspendió las acciones por las difíciles condiciones climáticas. Pese a la espera, el aguacero no cesó y el partido fue finalmente dado por terminado.
La lluvia también afectó el desarrollo de otros eventos deportivos. En el coliseo Iván de Bedout, el partido de baloncesto entre Paisas y Caimanes tuvo que ser detenido en varias ocasiones debido a las goteras que caían sobre el maderamen de la cancha. La situación no solo interrumpió el espectáculo, sino que puso en riesgo la integridad de los jugadores, lo que obligó a los organizadores a tomar decisiones preventivas.
Mientras en los escenarios deportivos se enfrentaban a la lluvia, en las calles la situación era crítica. Según el reporte del Departamento Administrativo de Gestión del Riesgo de Desastres (DAGRD), se registraron inundaciones en al menos cuatro puntos clave del occidente de Medellín: la avenida 80 (sector La Floresta), el barrio Naranjal, Suramericana y Altavista. La acumulación de agua afectó el tránsito vehicular y complicó la movilidad nocturna.
A pesar de la magnitud de la tormenta, hasta la medianoche las autoridades no tenían reportes de personas lesionadas. Así lo confirmó también el alcalde Federico Gutiérrez, quien a las 11:04 p. m. emitió un comunicado reiterando que no se habían presentado heridos ni situaciones de emergencia que comprometieran vidas humanas. “Lo más importante es la prevención. Evitemos transitar por zonas inundadas o con corriente fuerte”, advirtió.
El mandatario insistió también en una serie de recomendaciones básicas pero cruciales: no refugiarse bajo árboles, cables o estructuras metálicas durante tormentas eléctricas; desconectar equipos eléctricos sensibles para evitar daños por descargas, y conducir con precaución, manteniendo encendidas las luces del vehículo y conservando una distancia prudente. Asimismo, reiteró la importancia de reportar cualquier situación de riesgo al número de emergencias 123, línea que se mantuvo activa durante toda la noche.
Por su parte, el equipo del DAGRD permaneció en alerta, atendiendo los reportes ciudadanos y evaluando posibles nuevos puntos críticos. La noche fue larga, y aunque no hubo mayores desastres, el evento sirvió como recordatorio de la vulnerabilidad de algunas zonas de la ciudad frente a fenómenos climáticos cada vez más frecuentes y agresivos, exacerbados por factores como el cambio climático y el desbordado crecimiento urbano.
La tormenta pasó, pero dejó al descubierto fallas estructurales que deberán ser atendidas con urgencia. Goteras en escenarios deportivos de alto nivel, drenajes insuficientes en vías principales y la fragilidad de sectores como Altavista o Naranjal, evidencian que Medellín necesita seguir fortaleciendo su infraestructura y su capacidad de respuesta ante emergencias. Porque si bien anoche la ciudad resistió, no siempre la suerte está del mismo lado.