La fractura entre Kylian Mbappé y el París Saint-Germain ha dejado de ser un simple capítulo de tensiones contractuales para transformarse en un caso judicial que podría sentar precedentes en el fútbol europeo. Esta vez, el astro francés, actual jugador del Real Madrid, elevó su voz ante la justicia y denunció a su antiguo club por acoso moral e intento de extorsión, una acusación que ha estremecido los cimientos del fútbol francés.
El foco de la denuncia es la polémica práctica del loft, una estrategia empleada por varios clubes para aislar a jugadores considerados prescindibles, como una forma de presionarlos para que abandonen el equipo o renueven bajo condiciones impuestas. Mbappé asegura que fue víctima de esta táctica durante el verano europeo de 2023, cuando fue separado del plantel profesional del PSG. La denuncia, radicada el pasado 16 de mayo, ha sido acogida por la fiscalía de París, que abrió una investigación formal.
El procedimiento fue asignado a la Brigada de Represión de la Delincuencia contra las Personas (BRDP), la misma que investiga otra denuncia similar presentada por la futbolista Kheira Hamraoui, también contra el PSG. Dos jueces de instrucción han sido designados para esclarecer los hechos, en una investigación que ya despierta reacciones tanto en el entorno deportivo como en el legal. No es solo un asunto de vestuario: se trata del respeto a los derechos fundamentales de los jugadores.
El trasfondo de esta situación va más allá del desencuentro entre una superestrella y su club. Mbappé, capitán de la selección francesa, alega que su exclusión del equipo fue una forma de coerción, diseñada para forzarlo a renovar su contrato o aceptar una transferencia no deseada. En otras palabras, acusa al club de manipular su carrera a través del aislamiento psicológico y laboral, lo que podría configurar un caso claro de acoso laboral bajo la ley francesa.
Según la Carta del Fútbol Francés, los clubes tienen la obligación de garantizar condiciones dignas de trabajo para sus jugadores, incluso en contextos de negociación. Si se demuestra que el PSG violó este reglamento al utilizar el loft como castigo encubierto, el caso podría marcar un antes y un después en la relación entre clubes y futbolistas en Europa.
Desde el PSG no ha habido pronunciamiento oficial sobre la denuncia. Sin embargo, fuentes cercanas al club aseguran que el aislamiento de Mbappé fue una decisión técnica ante la incertidumbre contractual, y no una medida de presión o represalia. Aun así, el clima en París es tenso, con varias voces exigiendo que se revise a fondo el uso del loft como herramienta de “maximización” en las negociaciones de transferencia.
Mientras tanto, Mbappé se concentra en la Eurocopa con la camiseta azul de Francia y da sus primeros pasos en el Real Madrid. Pero la batalla legal con su antiguo club está lejos de terminar. En juego no solo está su dignidad personal, sino el debate más profundo sobre hasta dónde pueden llegar los clubes para proteger sus intereses y qué derechos deben blindar a los jugadores frente al poder institucional de la industria del fútbol.