La reforma política impulsada por el gobierno nacional enfrenta un panorama incierto a solo días de que finalicen las sesiones ordinarias del Congreso. Con el lunes como última oportunidad para su discusión y aprobación en la plenaria del Senado, el tiempo se agota para este ambicioso proyecto de transformación constitucional.
Sin embargo, las prioridades del Senado para la última sesión parecen estar lejos de este debate. Según se ha informado, la jornada estará dedicada a conciliaciones, objeciones y otros proyectos pendientes, lo que deja pocas esperanzas de que la reforma política reciba la atención necesaria.
La falta de quórum en sesiones previas, producto de la ausencia de varios congresistas, ha complicado aún más la situación para el Ejecutivo. Este contratiempo cambió los planes del gobierno, que confiaba en contar con el respaldo necesario para aprobar la iniciativa antes del cierre de las sesiones ordinarias.
A diferencia de otras reformas, como la de salud o la Jurisdicción Agraria, la reforma política no puede ser discutida en sesiones extraordinarias, ya que implica cambios a la Constitución. Esto limita las posibilidades del gobierno de retomarla en un periodo adicional, dejando su futuro en manos del apretado calendario legislativo actual.
El proyecto, que busca introducir transformaciones clave en el sistema político, enfrenta no solo un obstáculo de tiempo, sino también de voluntad política. La falta de consenso entre las diferentes fuerzas del Senado ha hecho que este proceso se vea estancado en un momento crítico.
A pocos días del cierre de sesiones, el gobierno nacional encara la posibilidad de perder una de sus reformas emblemáticas, lo que podría representar un golpe significativo para su agenda legislativa y para las promesas de cambio que acompañan este proyecto.
