El presidente Gustavo Petro, quien en ocasiones ha negado haber propuesto una constituyente, ahora parece haber decidido que este será el enfoque central tanto de su administración como del próximo gobierno. Las instrucciones para avanzar en esta iniciativa han sido impartidas al nuevo ministro del Interior, Juan Fernando Cristo, quien previamente se oponía a la idea, pero ahora ha asumido la tarea de llevarla adelante.
Petro ha delineado los temas que considera prioritarios para una constituyente, incluyendo la “garantía inmediata” de derechos universales como la educación, la salud y las pensiones. También ha mencionado la necesidad de un nuevo ordenamiento territorial, el desarrollo económico y social de los territorios excluidos, una reforma agraria y la adaptación a la crisis climática. Además, ha propuesto un “pacto por una economía productiva” y la búsqueda de “la verdad judicial y el perdón social para una paz definitiva”.
El presidente de la Corte Constitucional, José Fernando Reyes, se ha mostrado crítico con la propuesta. “¿Cómo seguir hablando de nuevos proyectos constitucionales si no hemos sido capaces de desarrollar y hacer cumplir el pacto de 1991? La Constitución no puede ser una masa deforme, gelatinosa y banal que cambien a placer”, afirmó Reyes.
En contraste, el ex presidente Ernesto Samper ha defendido la idea de Petro, argumentando que una constituyente es una herramienta legítima para promover cambios necesarios para la paz. Petro ha respondido a las críticas insistiendo en que hay cuestiones urgentes, como la educación pública, que justifican la convocatoria de una constituyente. Según él, una contrarreforma le quitó más de 300 billones de pesos a la educación desde la primera contrarreforma, lo que requiere un reexamen del poder constituyente.
