Le exijo respeto: el tenso cara a cara entre Macron y Petro en foro internacional

La diplomacia tiene sus códigos, sus formas y sus silencios. Pero en Sevilla, durante la Cuarta Conferencia Internacional sobre Financiación para el Desarrollo, dos presidentes decidieron romper ese guión. Gustavo Petro, presidente de Colombia, y Emmanuel Macron, mandatario de Francia, protagonizaron un tenso intercambio que dejó entrever no solo un desacuerdo de fondo, sino también una profunda diferencia de estilo y visión sobre los retos globales. El choque, que tuvo lugar el pasado 30 de junio, se encendió cuando Petro abordó de frente el tema de la migración y su vinculación con la crisis climática y el auge de la extrema derecha en el mundo desarrollado.

Petro, fiel a su tono desafiante y crítico del orden mundial, no dudó en responsabilizar a los países del norte global por lo que calificó como una “narrativa hipócrita” frente al cambio climático y los flujos migratorios. En su intervención, aseguró que los discursos contra los migrantes, que ganan fuerza en Europa y Estados Unidos, han desplazado la urgencia del debate ambiental. Señaló que la extrema derecha se ha apropiado del miedo para convertirlo en votos, y que detrás de esa estrategia se esconde una estructura de poder que niega el cambio climático y criminaliza la pobreza.

Fue entonces cuando Macron, visiblemente incómodo, pidió la palabra y replicó con firmeza. “Señor presidente, con todo respeto, le exijo respeto. Este foro es un espacio para el diálogo basado en hechos, en datos y en la ciencia. No en generalizaciones ni juicios ideológicos”, dijo el líder francés. Su frase cortó el aire del recinto como una ráfaga. No hubo aplausos ni murmullos. Solo un silencio expectante, de esos que anuncian una grieta más profunda que un simple malentendido diplomático.

La tensión no terminó allí. Petro, lejos de replegarse, respondió que la ciencia, precisamente, ha sido instrumentalizada por los poderes dominantes para justificar desigualdades históricas. “Los datos sin contexto también pueden ser armas de exclusión. Lo vivió América Latina con las vacunas, con la deuda, con los tratados comerciales. El sur también tiene derecho a narrar su verdad”, replicó el presidente colombiano. Fue un cruce de filosofías: tecnocracia frente a relato político; pragmatismo europeo frente a la denuncia del sur global.

En el centro del debate, más allá de las formas, quedó la pregunta incómoda: ¿quién tiene derecho a reclamar justicia en el escenario internacional? Petro apuntó contra la gestión desigual de recursos esenciales durante la pandemia, recordando que mientras Europa y EE. UU. acumulaban vacunas, muchas naciones del sur debían esperar meses por una primera dosis. Mencionó además cómo esa misma lógica de acaparamiento se reproduce en el acceso a tecnologías verdes y financiamiento para la transición energética.

Macron, por su parte, defendió el rol de Europa en los esfuerzos multilaterales, subrayando que sin datos y cooperación científica, cualquier narrativa queda atrapada en el terreno de la demagogia. Sin mencionarlo directamente, dejó entrever que ve en Petro una figura disruptiva, sí, pero también incómodamente impredecible. Los discursos cerraron sin más enfrentamientos, pero el eco del intercambio siguió resonando en pasillos y titulares.

Este episodio, más que una anécdota, retrata la complejidad de un mundo que ya no se divide simplemente entre norte y sur, sino entre quienes exigen una transformación estructural del sistema global, y quienes buscan corregirlo desde dentro. El cara a cara entre Petro y Macron no solo fue un pulso diplomático: fue un espejo de las fracturas que atraviesan el siglo XXI.

Deportes