Las guerrillas continúan sembrando muerte y terror en diversas regiones del país. Ayer, Antioquia fue el epicentro de la tragedia cuando seis soldados del ejército fueron asesinados en Valdivia al caer en un campo minado durante combates con el ELN y el Clan del Golfo.
El presidente Gustavo Petro lamentó profundamente estos hechos. El comisionado de Paz, Otty Patiño, ha sido cuestionados por su falta de empatía visible en comparación con la muerte de un miembro de las disidencias de las Farc en el sur del país.
En Medellín, las autoridades se vieron obligadas a cerrar el puente de la Madre Laura hasta las 10 de la noche debido a la instalación de una bandera del ELN y amenazas de explosivos. La situación de seguridad se ha vuelto tan crítica que el presidente Petro ha instado al Clan del Golfo a buscar un pacto por la paz, sugiriendo que sus miembros dejen de traficar drogas y conviertan esa actividad en una industria regulada.
La violencia también se ha extendido al suroccidente del país. En las últimas 24 horas, el ELN ha desplegado una campaña de intimidación en Cali, colocando sus insignias y grafitis en varios puntos de la ciudad. Además, guerrilleros uniformados y armados con varas largas, similares a las usadas por indígenas en sus protestas, se tomaron la vía Panamericana entre Cali y Popayán, generando caos y zozobra en la región.
La situación sigue siendo tensa, con las autoridades locales y nacionales trabajando para restablecer el orden y la seguridad en las áreas afectadas por la violencia guerrillera.