La sombra de los drones vuelve a sacudir al Bajo Cauca antioqueño

Un nuevo episodio de violencia estremeció este jueves al municipio de Valdivia, en el Bajo Cauca antioqueño, donde tres militares resultaron heridos luego de que un explosivo fuera lanzado desde un dron en plena operación de seguridad. El ataque, que vuelve a poner en evidencia el uso creciente de tecnología por parte de grupos armados ilegales, encendió las alertas entre las autoridades regionales y nacionales.

Según los primeros reportes, los uniformados —adscritos a la Brigada 11 del Ejército Nacional— se encontraban realizando labores de control territorial cuando fueron sorprendidos por el artefacto lanzado desde el aire. La detonación dejó a un suboficial y a dos soldados profesionales heridos por esquirlas, aunque todos fueron estabilizados rápidamente en el lugar.

El Ejército confirmó que los tres militares se encuentran fuera de peligro gracias a la atención inmediata del enfermero de combate, quien aplicó los primeros auxilios en la zona rural donde ocurrió la agresión. Se espera que en las próximas horas sean evacuados en helicóptero hacia un centro asistencial para completar su valoración médica.

Las primeras hipótesis apuntan a que detrás del ataque estarían el Clan del Golfo o el ELN, organizaciones que mantienen una disputa abierta por el control del Bajo Cauca. La región, históricamente golpeada por el conflicto armado, ha sido escenario reciente de una escalada de acciones violentas con el uso de drones modificados para transportar explosivos.

Este incidente se convierte en el segundo ataque de este tipo registrado en Antioquia en los últimos tres meses. En septiembre, durante un Consejo de Seguridad en Yarumal, el helicóptero en el que se movilizaba el gobernador Andrés Julián Rendón fue rodeado por dos drones sospechosos, que, según las autoridades, pertenecen a las disidencias de las Farc.

En aquella ocasión, tras varios minutos de maniobras evasivas, los pilotos lograron perder el rastro de las aeronaves no tripuladas, aunque las investigaciones posteriores señalaron a la estructura del frente 36, comandada por Néider Yesid Uñates López, alias Primo Gay, como la posible responsable del hostigamiento.

El uso de drones en operaciones ofensivas representa un desafío creciente para la Fuerza Pública, que ha debido adaptar sus protocolos y capacidades para enfrentar esta modalidad de ataque, cada vez más recurrente en zonas rurales con fuerte presencia de grupos armados.

Por ahora, las autoridades no han reportado más heridos y mantienen un despliegue en la zona para esclarecer las circunstancias del ataque y determinar con precisión cuál organización está detrás de este nuevo golpe. Mientras tanto, el Bajo Cauca continúa siendo un tablero estratégico donde cada avance territorial provoca una reacción violenta.

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