El exceso de confianza al volante parece no tener límites en Medellín, y la irresponsabilidad de quienes deciden manejar bajo los efectos del alcohol sigue siendo un peligro constante en las vías de la ciudad. A pesar de las campañas educativas y los frecuentes recordatorios sobre los riesgos que implica la mezcla de gasolina y licor, 78 conductores han sido sorprendidos manejando ebrios en lo que va del año. Estos operativos se han llevado a cabo en diversos puntos estratégicos, principalmente en las comunas de El Poblado, La Candelaria, Laureles-Estadio y Belén, donde los casos de conducción bajo los efectos del alcohol siguen siendo alarmantemente altos.
En total, en los 18 operativos realizados hasta la fecha, las autoridades han realizado 4.459 pruebas de alcoholemia, de las cuales 78 han dado positivo. Esta cifra refleja no solo la persistencia de la irresponsabilidad al volante, sino también el hecho de que, a pesar de las sanciones y de las consecuencias evidentes, muchos conductores siguen haciendo caso omiso a las advertencias. La Secretaría de Movilidad de Medellín no ha dudado en imponer multas severas, que van desde los 3.6 millones hasta los 68 millones de pesos, dependiendo del grado de embriaguez y la reincidencia de los infractores.
Además de las sanciones económicas, los conductores atrapados en estos operativos enfrentan la suspensión parcial o definitiva de su licencia de conducción, una medida que busca disuadir a los reincidentes. Este esfuerzo de la Secretaría de Movilidad tiene como objetivo principal salvaguardar la vida de los ciudadanos y frenar una problemática que, si bien es conocida, sigue siendo recurrente. El secretario de Movilidad de la ciudad, Mateo González Benítez, ha sido claro al señalar que «manejar bajo el efecto del alcohol es una completa irresponsabilidad con uno mismo y con los demás».
El año pasado, la lucha contra los conductores ebrios tuvo un revés cuando los operativos de alcoholemia fueron suspendidos durante varios meses debido a la falta de recursos. Sin embargo, a partir del segundo semestre de 2023, la Secretaría de Movilidad reactivó los controles, con el fin de reducir los riesgos en las vías. La respuesta ha sido contundente: en todo 2024 se realizaron 38.808 pruebas, de las cuales 479 resultaron en sanciones. Durante ese año, se inmovilizaron un total de 699 vehículos, con una mayor proporción de motos que de automóviles.
El impacto de la embriaguez al volante no solo afecta a los conductores involucrados, sino que pone en riesgo a toda la comunidad, especialmente a los motociclistas, ciclistas y peatones, quienes son los más vulnerables en los accidentes viales. El llamado de las autoridades es claro: «Si va a tomar, no maneje». Las alternativas de transporte como taxis, el metro o buses están disponibles para garantizar la seguridad de todos los habitantes de la ciudad, evitando así accidentes fatales que, en muchas ocasiones, podrían haberse prevenido.
Para hacer frente a esta problemática, la Secretaría de Movilidad ha decidido implementar medidas más tecnológicas y eficaces. Este año, se adquirieron 100 nuevos equipos de alcohometría, lo que permitirá a las autoridades realizar pruebas de alcoholemia en puntos más dinámicos y no solo en los operativos fijos. Estos dispositivos portátiles facilitarán la detección de infractores de manera más eficiente, lo que permitirá un control más estricto y rápido de la situación en las calles.
Medellín enfrenta una de las batallas más difíciles en cuanto a seguridad vial: la educación y disuasión de conductores que, a pesar de las advertencias, siguen tomando decisiones que ponen en peligro sus vidas y las de los demás. La ciudad se enfrenta a un reto que va más allá de los operativos y las multas. Es necesario un cambio cultural, donde el respeto por las normas de tránsito y la responsabilidad con la vida se conviertan en principios irrenunciables para cada habitante de la ciudad.
La lucha contra la conducción en estado de embriaguez es solo una parte de un esfuerzo mayor para mejorar la seguridad vial en Medellín. Las autoridades no solo buscan sancionar a quienes infringen las leyes, sino también prevenir futuros accidentes a través de la educación y la conciencia ciudadana. En este sentido, los operativos, las inversiones en tecnología y las sanciones son pasos importantes, pero el objetivo final debe ser una ciudad más segura y responsable al volante.