A medida que se acerca la contienda electoral de 2026, el tablero político empieza a mostrar sus primeras fichas. Creemos que el movimiento que lidera el actual alcalde de Medellín, Federico Gutiérrez, se prepara para dar su salto al Congreso y, con ello, las conversaciones internas han comenzado a tomar cuerpo. Entre los nombres que suenan para encabezar la lista al Senado por esta naciente colectividad aparece uno que despierta tanto interés como polémica: Juliana Gutiérrez, hermana del mandatario distrital.
Aunque la directora de Creemos, la concejala Camila Gaviria, ha insistido en que aún no hay listas oficiales ni candidaturas definidas, fuentes cercanas al movimiento confirman que el nombre de Juliana ha estado sobre la mesa en más de una reunión estratégica. Incluso, algunos han planteado la posibilidad de que ella encabece la lista al Senado, en fórmula con Simón Molina, quien sería el candidato a la Cámara por Antioquia. Una jugada audaz, pero también arriesgada, teniendo en cuenta que la hermana del alcalde no cuenta con una trayectoria política visible ni experiencia previa en cargos de elección popular.
El hermetismo con que se ha manejado esta posible candidatura solo ha incrementado las especulaciones. En círculos políticos de Medellín ya se discute si su eventual postulación responde a una estrategia de consolidación del poder en torno a la figura de Federico Gutiérrez o si, por el contrario, obedece a un interés genuino de Juliana por incursionar en la política nacional. Lo cierto es que la cercanía con el alcalde inevitablemente teñirá cualquier decisión de un fuerte contenido simbólico y mediático.
Los críticos no han tardado en levantar la ceja. Para algunos, se trata de una muestra de nepotismo en plena etapa de expansión del movimiento. Para otros, la candidatura de un familiar directo del alcalde, quien además fue candidato presidencial en 2022, puede leerse como una forma de blindar su legado político en un escenario nacional. En cualquier caso, la discusión promete escalar a medida que se definan los nombres definitivos que acompañarán la recolección de firmas.
Pero más allá del debate ético y político, hay un componente que también está siendo evaluado por el círculo cercano de Juliana: su seguridad personal. En las últimas semanas, Federico Gutiérrez ha denunciado amenazas en su contra, lo que ha elevado las alarmas sobre los riesgos que podrían enfrentar sus familiares en caso de asumir roles públicos de alto perfil. Según trascendidos, esa es una de las variables que se estudia con cautela antes de oficializar cualquier candidatura.
Mientras tanto, Creemos avanza en la preparación de su estructura electoral. La próxima semana se inscribirán los comités para comenzar la recolección de firmas, el primer paso formal hacia su debut en unas elecciones legislativas. Con ello, el movimiento espera capitalizar el respaldo que ha conseguido en Medellín y proyectarse como una fuerza política con voz propia en el Congreso.
El nombre de Juliana Gutiérrez, con todo lo que implica, será seguramente uno de los más comentados si se confirma su entrada a la arena electoral. De ser así, no solo estaría en juego una curul: también se pondría a prueba el alcance real de Creemos, el peso político del apellido Gutiérrez y la delgada línea entre lo público y lo familiar en el ejercicio del poder.