Hora cero para la Corte Constitucional: el Senado elegirá este miércoles a magistrado clave, ¿Cómo van las cuentas?

La Corte Constitucional, este alto tribunal que ha sido faro en medio de las tormentas políticas y sociales del país, está a punto de vivir una transformación crucial. Este miércoles, a partir de las 9:00 de la mañana, el Senado elegirá al reemplazo del magistrado José Fernando Reyes. A simple vista, se trata de un acto democrático más; en el fondo, lo que se juega es el alma misma del equilibrio jurídico en Colombia para los próximos cinco años. Las tensiones ya no se ocultan: el país político está en vilo, expectante y polarizado.

Las cuentas son de infarto. Con 53 votos contados para Carlos Camargo, exdefensor del Pueblo, y 52 para María Patricia Balanta, abogada afrocolombiana y exmagistrada de la Jurisdicción Especial para la Paz, el resultado pende de un hilo. Aunque el tercero en contienda, Jaime Humberto Tobar, no registra apoyos en firme, su presencia no es menor: representa una voz que clama por institucionalidad y se niega a ser parte de la puja entre intereses partidistas. Como él mismo dijo, su aspiración “busca romper la lógica de la polarización”.

A esta hora, los pasillos del Capitolio son un hervidero de rumores, cálculos y maniobras. A última hora, sectores cercanos a Balanta intentan habilitar dos votos que podrían inclinar la balanza. La posibilidad ha encendido las alarmas entre sectores de oposición, que ven en su eventual triunfo una puerta abierta para que el petrismo se aproxime, como nunca antes, a una Corte Constitucional más afín al proyecto político del Gobierno. Las alertas no son gratuitas: desde esa corte se deciden los límites del poder presidencial, la suerte de las reformas estructurales y el alcance de los derechos fundamentales.

Este martes, los tres aspirantes hicieron su última aparición en el salón social del Senado. Camargo optó por el silencio, tal vez para evitar el asedio de una prensa que sigue cada paso como si de una final de campeonato se tratara. Tobar, en cambio, se mostró primero, sereno pero insistente en su llamado a romper con la política de las cuotas. Balanta, con voz firme, respondió a quienes la señalan como ficha del Ejecutivo: “No soy petrista”, dijo, al tiempo que denunció ser víctima de estigmatización “por ser mujer y negra”.

Pero más allá de los discursos, lo que mueve los hilos de esta elección son los intereses, los pactos bajo la mesa y la siempre elusiva promesa de gobernabilidad. Camargo, con el respaldo del Partido Conservador, Centro Democrático, Cambio Radical y buena parte del Partido Liberal y La U, se perfila como el candidato del statu quo. Su campaña ha sido criticada por supuestamente estar engrasada con burocracia y promesas de cargos. No obstante, nadie duda de su habilidad para tejer alianzas en los corredores del poder.

Del otro lado, Balanta se presenta como una figura progresista, con trayectoria jurídica sólida, pero fuertemente marcada por el señalamiento de ser “la candidata del Gobierno”. Esa etiqueta, si bien desmentida por ella, ha sido suficiente para polarizar aún más un debate ya envenenado por la ideología. El petrismo la respalda con entusiasmo, viendo en su elección una oportunidad para consolidar mayorías en un tribunal que ha sido tradicionalmente distante del Ejecutivo.

Este miércoles, el Senado no solo definirá el nombre de un nuevo magistrado, sino también la temperatura política y jurídica de los años por venir. En una Colombia dividida entre la continuidad y el cambio, entre la institucionalidad clásica y las nuevas corrientes de poder, la Corte Constitucional volverá a ser protagonista. Las cuentas están tan cerradas como la política está encendida. Es hora cero para el derecho, para la democracia y para el país

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