El Tití Cabeciblanco, un diminuto primate de cresta blanca en su pelaje, es una especie endémica de Colombia que se encuentra en peligro crítico de extinción, según la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN).
Este pequeño mono habita naturalmente en los departamentos de la región Caribe, pero la deforestación, la caza y el tráfico ilegal han llevado a su drástico declive poblacional.
A pesar de que su hábitat se limita a la región Caribe, el tráfico ilegal de la especie ha llevado a su transporte a otras zonas del país. Un claro ejemplo de esto es el número elevado de ingresos de Titíes Cabeciblancos al Centro de Atención, Valoración y Rehabilitación de Fauna Silvestre (CAVR) del Área Metropolitana del Valle de Aburrá, el único centro en Colombia certificado para la rehabilitación de esta especie.
«Desde el año 2014 hasta la fecha, 300 monos han llegado al CAVR, convirtiéndose en la especie de primates con más ingresos. El 45% de ellos, lamentablemente, son infantiles», señaló Andrés Gómez Higuita, supervisor del CAVR de Fauna Silvestre del Área Metropolitana del Valle de Aburrá.
La experiencia y dedicación del CAVR en la atención del Tití Cabeciblanco les ha permitido obtener la certificación para el proceso de rehabilitación de la especie. Con diversas técnicas y protocolos, se busca restaurar la salud física, conductual y sanitaria de estos primates, logrando revertir los comportamientos adquiridos durante su cautiverio.
El Tití Cabeciblanco, además de ser un emblema de la biodiversidad colombiana, es conocido por su capacidad de producir más de 38 vocalizaciones diferentes, utilizadas para comunicarse entre sí y defender su territorio de grupos vecinos.
En cada familia de Titíes, una hembra dominante impide que otras se reproduzcan, para que se dediquen a ayudar en la crianza de las crías, un comportamiento fascinante que destaca la complejidad social de esta especie.
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