El sol también quema: alerta por niveles extremos de radiación UV en Medellín

Hay días en que el sol no calienta: quema. Y Medellín, la ciudad de la eterna primavera, se enfrenta por estos días a un enemigo tan invisible como poderoso: la radiación ultravioleta. Aunque la luz solar sigue siendo una aliada esencial del cuerpo humano —porque sin ella no hay vitamina D, ni serotonina, ni buen ánimo—, el aumento inusual de la temperatura y la reducción en la cobertura de nubes han elevado los niveles de radiación a cifras preocupantes. En pocas palabras: lo que antes reconfortaba, ahora daña.

El Sistema de Alerta Temprana del Valle de Aburrá (Siata) reportó que, durante las últimas jornadas, los índices de radiación UV en Medellín han alcanzado cifras consideradas “muy altas” y “extremas”, llegando a niveles de 15, cuando lo saludable para la piel humana no supera los 7 u 8. La recomendación es clara y urgente: limitar la exposición solar entre las 10:00 a.m. y las 4:00 p.m., y no salir sin protector solar, gafas, sombrero o, mejor aún, una sombra amiga.

No se trata de satanizar el sol —ese antiguo dios de tantas culturas y motor de nuestras fotosíntesis interiores—, sino de aprender a relacionarnos con él en una época en que el clima ya no responde a patrones predecibles. En estos días calurosos, con temperaturas que rozan o superan los 30 grados, el riesgo no está solo en el bochorno o en el sudor, sino en la agresión silenciosa de los rayos ultravioleta, capaces de causar quemaduras, envejecimiento prematuro de la piel y, a largo plazo, cáncer cutáneo.

El Área Metropolitana del Valle de Aburrá ha insistido en que el uso del bloqueador solar debe dejar de ser un lujo cosmético para convertirse en un hábito de salud pública. Desde las 9:00 a.m., incluso en días parcialmente nublados, se recomienda aplicar protector con factor mayor a 30 y reaplicarse cada dos horas si se permanece al aire libre. Además, se hace énfasis en el uso de ropa de manga larga y en la búsqueda activa de sombra durante las horas más agresivas del día.

No hay que olvidar que el cuerpo humano tiene memoria, y la piel no perdona. La acumulación de radiación solar sin protección, especialmente en la infancia y la juventud, es una de las causas principales del melanoma y otros tipos de cáncer de piel. Por eso, la prevención no es exageración, sino una forma de cuidar lo más amplio y expuesto de nuestro cuerpo: la piel, que lo cubre todo y que suele ser la primera línea de batalla contra un sol cada vez más inclemente.

Lo paradójico es que Medellín, que ha cultivado una imagen de clima amable y cielos generosos, se enfrenta hoy a los mismos desafíos de urbes más tropicales o áridas. Los cambios globales en el clima han hecho que la atmósfera se vuelva más transparente a ciertos tipos de radiación, y eso exige un cambio cultural. Hay que dejar atrás la idea de que el bloqueador es solo para la playa o la piscina. Aquí, en la ciudad, en la montaña, bajo este mismo cielo, también quema.

La invitación, entonces, no es a huir del sol, sino a conocerlo, a protegerse de él sin renunciar a sus beneficios. Como toda fuerza de la naturaleza, el sol necesita ser entendido y respetado. Hoy más que nunca, aplicar bloqueador no es un gesto de vanidad, sino de inteligencia. Porque Medellín seguirá siendo primavera, pero el clima ya no es el mismo. Y la piel, como el planeta, no admite más descuidos.

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