El mercado cambiario colombiano ha sido escenario de una tendencia inesperada: el dólar completó una semana a la baja y alcanzó su nivel más débil desde abril. En contraste, el peso colombiano se ha consolidado como una de las monedas más fuertes de la región, un desempeño que ha despertado optimismo, pero también cautela entre los analistas. La pregunta que flota en los círculos financieros es clara: ¿podrá mantenerse esta tendencia hasta el cierre de 2025?
Durante la última semana, la divisa estadounidense acumuló una caída cercana a los 80 pesos, impulsada principalmente por la reciente colocación de deuda externa del Gobierno Nacional y por una menor presión en la demanda de dólares dentro del mercado local. En apenas cuatro jornadas, la tasa de cambio pasó de $3.860,12 a un promedio de $3.779,20, marcando una de las rachas más bajistas del último mes y consolidando al peso como protagonista regional.
El punto más relevante se dio el pasado viernes 7 de noviembre, cuando el dólar rompió el umbral de los $3.800 y tocó un mínimo de $3.766, casi $40 por debajo de la Tasa Representativa del Mercado, fijada en $3.807,06. Este valor no solo sorprendió a los inversionistas, sino que también se convirtió en un nuevo referente para el año: desde abril, cuando la divisa llegó a $3.763,43, no se registraba un nivel tan bajo.
Para Germán Cristancho, gerente de Investigaciones Económicas y Estrategia de Davivienda Corredores, la caída del dólar ha mostrado una aceleración sostenida desde mediados de año. “El peso colombiano ha venido ganando terreno incluso en un entorno global que favorece al dólar. Esto refleja factores locales que están pesando más que los internacionales”, explicó el analista.
Lo paradójico, según Cristancho, es que esta tendencia se ha mantenido pese a elementos que, en teoría, deberían empujar el tipo de cambio hacia arriba: la suspensión de la regla fiscal, el aumento de las importaciones —que amplía el déficit de la balanza comercial—, la salida de capital extranjero del mercado de deuda local y el fortalecimiento global del dólar frente a otras monedas emergentes.
Varios expertos coinciden en que detrás del fortalecimiento del peso hay un factor clave: la confianza relativa en la estabilidad macroeconómica del país. Las recientes emisiones de deuda han aliviado las presiones fiscales inmediatas y, al mismo tiempo, han generado un flujo de dólares que ha incrementado la oferta de divisas. Esto, sumado a un entorno internacional de tasas de interés estables y a la moderación de la inflación, ha permitido un comportamiento más ordenado del tipo de cambio.
De cara al cierre de 2025, los analistas proyectan un escenario mixto. Si bien el dólar podría mantenerse por debajo de los $3.900 en el corto plazo, las expectativas de un repunte gradual hacia finales del próximo año no se descartan. “El mercado cambiario es sensible a los anuncios de política económica, y cualquier señal de incertidumbre fiscal o política podría revertir esta tendencia”, advierten desde el sector financiero.
Por ahora, el peso colombiano disfruta de un respiro que pocos anticiparon a comienzos de año. Sin embargo, los expertos insisten en que esta fortaleza debe tomarse con prudencia: la volatilidad sigue siendo una constante en un entorno global donde los movimientos geopolíticos y las decisiones de los bancos centrales pueden cambiar la dirección del viento en cuestión de días. En el tablero económico, el dólar sigue siendo una ficha impredecible.












