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miércoles, mayo 31, 2023
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El petróleo, necesario, finito y contaminante

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Por: Armando Estrada Villa

La vida política y económica de la humanidad está ligada a los combustibles fósiles. En la Primera Revolución Industrial fue el carbón mineral el que puso a funcionar la locomotora y el barco a vapor. En la Segunda, con base en el petróleo se desarrolló el motor de explosión de gasolina y diésel, se impulsó el transporte terrestre, aéreo y marítimo y se originaron las industrias petroquímica, química, aeronáutica y automovilística. En la Tercera, se instalaron la informática, la electrónica y la revolución de las telecomunicaciones, y la Cuarta puso en práctica el internet de las cosas, la inteligencia artificial y la robótica avanzada, y en todas ellas, los engranajes de la industria y el transporte operan y se lubrican con petróleo, lo mismo que las principales actividades agrícolas.

Y es que el petróleo es materia básica para producir energía de calidad y bajo costo y obtener productos y servicios que empleamos con frecuencia como los plásticos utilizados en bolsas, envases, vajillas, muebles y juguetes; productos agrícolas como fertilizantes, plaguicidas, fungicidas y herbicidas; el transporte de personas y mercancías por vía terrestre, aérea, fluvial y marítima; además, llantas, productos farmacéuticos, lubricantes, telas, perfumes, cosméticos, colorantes, detergentes, pinturas, parafina, prótesis, asfalto, anticongelantes, dispositivos tecnológicos de última generación como celulares, tabletas, auriculares, micrófonos. Por eso, es un artículo indispensable que condiciona la economía e influye poderosamente en la geopolítica.

A su vez, debe destacarse que es un recurso energético no renovable, igual que el gas y el carbón, por lo que tiene los años de existencia contados, a sabiendas que si se sigue aumentando su consumo el plazo puede reducirse y su escasez podría causar un serio perjuicio a la economía y severas perturbaciones sociales a nivel mundial. Su carácter finito obliga a buscar con urgencia fuentes alternativas y renovables de producción de energía como el sol, el viento, las zonas volcánicas, la putrefacción de materias orgánicas para generar biogás y la utilización de tecnologías menos intensivas en petróleo. Como las fuentes tienden a agotarse, la era del petróleo abundante y barato toca a su fin y al no quedar petróleo por mucho tiempo vendrán períodos de carencia y altos precios.

Como consecuencia del manejo inadecuado del petróleo y de ataques a sus medios de transporte, sea oleoductos, carrotanques o barcos, se producen derrames y contaminaciones de ríos, mares y terrenos. Por otro lado, la emisión de dióxido de carbono ocasionada por la combustión de petróleo contribuye de manera importante a la producción de smog y de la lluvia ácida, pero el efecto principal es el aporte significativo que hace al efecto invernadero o calentamiento global, que produce incrementos de la temperatura, desordenes del clima, tormentas tropicales, sequías, deshielo de los glaciares, aumento del nivel de los mares y otras consecuencias que más adelante pueden ser catastróficas para la vida humana.

El petróleo es pues un recurso necesario por los múltiples usos benéficos que tiene, no renovable por el consumo irrepetible y muy contaminante cuando se emplea como combustible. Por ello, para aprovecharlo mejor y contrarrestar sus efectos negativos debe fomentarse el desarrollo de la industria petroquímica, la búsqueda de alternativas limpias y renovables para producir energía, la adopción de estrategias para mejorar su uso y reducir su consumo y la creación de conciencia en la comunidad para no desperdiciar ni utilizar inadecuadamente este valioso recurso

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