En un giro que marcará un antes y un después en la historia empresarial de Colombia, la emblemática Postobón, insignia del Grupo Ardila Lülle y símbolo de la industria nacional por más de siete décadas, dejaría de ser colombiana. La guatemalteca Central America Bottling Corporation (CBC), filial del poderoso Grupo Mariposa, logró cerrar la financiación para adquirir el 100% de la empresa, incluyendo sus marcas más reconocidas: Colombiana y Lux. El trato, aún no oficializado en cifras, sellaría la salida definitiva de una de las compañías más queridas por los colombianos de manos locales.
La historia de Postobón está íntimamente ligada al desarrollo económico y cultural del país. Fundada en 1904 por Gabriel Posada y Valerio Tobón —de ahí su nombre—, logró convertirse en un verdadero ícono nacional. En 1942 fue seleccionada como embotelladora de PepsiCo, un hito que la puso en el mapa internacional. Pero fue bajo el liderazgo del Grupo Ardila Lülle que Postobón se consolidó como un gigante, diversificando su portafolio, extendiendo su red de distribución y posicionando la gaseosa Colombiana como una bebida con identidad patriótica.
La negociación entre CBC y el Grupo Ardila Lülle llevaba más de un año cocinándose en silencio. Según reveló el portal Halcones y Palomas, ambas compañías ya tenían antecedentes de colaboración desde 2017, cuando participaron juntas en el Eco–Reto de PepsiCo, una iniciativa para fomentar la innovación ambiental. El acuerdo actual, sin embargo, va mucho más allá de un proyecto compartido: implica el traspaso de un legado empresarial con un profundo arraigo en el corazón colombiano.
Durante mucho tiempo, se creyó que el comprador natural sería la chilena Compañía Cervecerías Unidas (CCU), con la cual Postobón ya había establecido una sociedad mixta en Colombia. Pero el hecho de que CCU esté asociada con Heineken, un grupo centrado exclusivamente en cervezas, terminó por desincentivar su interés en un negocio que gira en torno a bebidas gaseosas. Así, la balanza se inclinó hacia CBC, un conglomerado centroamericano en plena expansión, que en 2023 reportó un crecimiento del 12% en ingresos y que hoy opera en más de 16 países, incluyendo Reino Unido, España y Canadá.
Aunque el monto de la transacción no ha sido revelado públicamente, se estima que el valor conjunto de Postobón, Colombiana y Lux ascendía a unos 2,8 billones de pesos en 2024. Más allá de los números, lo que está en juego es un símbolo emocional, un pedazo del ADN colectivo. La botella roja Colombiana, presente en las mesas de millones de hogares, en las fondas paisas y en las tiendas de barrio, pasará ahora a manos extranjeras.
La adquisición es también un reflejo del nuevo orden económico regional. CBC ha sabido consolidarse como una de las empresas más poderosas de Centroamérica, figurando recientemente en la lista de Forbes como una de las 50 compañías más relevantes de la región. Con una visión ambiciosa y un portafolio diversificado, el grupo guatemalteco parece decidido a conquistar los mercados donde sus competidores locales han optado por ceder terreno o replegarse.
Este episodio, más que un movimiento financiero, es un parteaguas en la narrativa empresarial del país. Colombia no solo pierde una compañía; pierde también un símbolo, una marca que supo vestir de rojo la memoria popular y refrescar generaciones enteras. El mercado global impone sus lógicas, pero el sabor que deja esta transacción en los labios del país es agridulce: un adiós embotellado en nostalgia.