Daniel Quintero se baja de la consulta del Pacto Histórico: crónica de una fractura anunciada

En un movimiento que sacude las coordenadas del progresismo colombiano, Daniel Quintero, exalcalde de Medellín y figura clave del ala alternativa, anunció en la madrugada de este miércoles su retiro de la consulta presidencial del Pacto Histórico programada para el próximo 26 de octubre. Lo hizo con un mensaje directo: “Mataron la consulta del Pacto Histórico”. La frase, más que una declaración, fue un grito de protesta contra lo que considera una “trampa” del establishment para debilitar su candidatura y dividir al bloque progresista de cara a las elecciones de 2026.Quintero no se anduvo con rodeos. Según explicó, la decisión fue tomada luego de que su equipo jurídico confirmara que el Consejo Nacional Electoral y la Registraduría alteraron las reglas de participación a último minuto. En sus palabras, se transformó una consulta interna del Pacto Histórico en una interpartidista, lo que —según denuncia— vulnera los acuerdos suscritos entre los precandidatos y pone en entredicho la legalidad de su camino hacia las urnas.“Mi voluntad, la de Iván Cepeda, la de Carolina Corcho, fue la de participar en consultas partidistas que garantizaran, sin riesgos jurídicos, nuestra participación”, expresó el exmandatario paisa. Con esta afirmación, Quintero dejó claro que su decisión no es un acto de capricho personal, sino el resultado de un desacuerdo profundo sobre las garantías electorales y la legitimidad del proceso.Aunque su renuncia a la consulta representa un golpe para el Pacto Histórico, Quintero fue enfático en subrayar que no se retira de la carrera presidencial. Al contrario, insiste en que su candidatura sigue en pie y que continuará en la construcción de un frente amplio para las elecciones de marzo. Su mensaje es claro: no se prestará a un escenario que, desde su perspectiva, fue manipulado para favorecer intereses ajenos al proyecto colectivo de cambio.Más allá del episodio jurídico, lo que queda al descubierto es una tensión estructural dentro del Pacto Histórico. Las reglas cambiantes, las dudas sobre la neutralidad institucional y las desconfianzas entre sectores ponen a prueba la solidez de una coalición que, aunque logró llegar unida al poder en 2022, hoy enfrenta fisuras internas que amenazan su continuidad como bloque electoral.Quintero, que ha construido su capital político desde el discurso de la independencia frente a los partidos tradicionales, se perfila como una figura incómoda tanto para la derecha como para algunos sectores del mismo progresismo. Su estilo confrontacional y su estrategia comunicacional directa lo convierten en un actor que dinamiza, pero también polariza, el debate interno del Pacto.La pregunta que queda ahora es: ¿qué viene? El retiro de Quintero plantea un escenario incierto para la consulta del 26 de octubre, que pierde a uno de sus principales contendientes. Además, abre la puerta a nuevas alianzas, posibles candidaturas independientes y un replanteamiento estratégico por parte del gobierno y de los sectores alternativos, que deberán decidir si logran reconfigurar la unidad o si, por el contrario, avanzan por caminos separados.El Pacto Histórico, que en 2022 representó la esperanza de cambio para millones de colombianos, enfrenta hoy su primera gran prueba electoral sin el impulso que le dio el triunfo de Gustavo Petro. Con un ambiente cada vez más adverso y un establecimiento dispuesto a recuperar terreno, la salida de Quintero de la consulta no es apenas un episodio coyuntural: es el síntoma de una crisis que, de no resolverse con inteligencia y altura política, puede costarle al progresismo su mayor apuesta de poder.

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