La cosecha cafetera, tradicionalmente un símbolo de prosperidad, ahora enfrenta serios desafíos que ensombrecen su gloria. Ayer, en el municipio de Andes, las autoridades anunciaron un plan integral para controlar las problemáticas que surgen durante la temporada de recolección, que este año moviliza a más de 230 mil recolectores, de los cuales 40 mil, son de origen venezolano.
Según los productores cafeteros, los costos laborales se han disparado de manera exorbitante, afectando significativamente su rentabilidad. A esta situación se suman crecientes problemas de inseguridad y narcotráfico, ya que algunos trabajadores exigen ser pagados en estupefacientes en lugar de dinero.
En respuesta, el Ejército y la Policía han desplegado más de 1.100 uniformados en las zonas cafeteras de Antioquia. Estas unidades tendrán la tarea de garantizar la seguridad en más de 95.500 fincas, que abarcan un total de 117 mil hectáreas sembradas con café.
El período de recolección se extenderá hasta diciembre, siendo octubre y noviembre los meses más críticos en cuanto a los problemas mencionados. Con esta medida, las autoridades buscan mitigar los riesgos y asegurar que la cosecha, a pesar de los desafíos, pueda avanzar sin mayores contratiempos.