Con dos mermeladas y una bebida: así habrían intentado envenenar al presidente de Ecuador, Daniel Noboa

Ecuador vuelve a estremecerse por un hecho que roza la tragedia política y pone bajo la lupa la seguridad presidencial. Según confirmaron las autoridades, un presunto intento de envenenamiento habría sido frustrado a tiempo luego de que el equipo de seguridad de Daniel Noboa detectara sustancias químicas “altamente peligrosas y potencialmente mortales” en un obsequio que había llegado al Palacio de Carondelet. El episodio, ocurrido el pasado 17 de octubre, se convierte en el segundo atentado contra el mandatario en menos de un mes.

La alerta se desató durante una visita oficial del presidente Noboa a la ciudad de Babahoyo, en la provincia de Los Ríos, donde encabezó un acto de entrega de beneficios para pequeños productores agropecuarios. En medio de la jornada, una emprendedora local se acercó al equipo de protocolo presidencial y entregó un paquete con ocho productos artesanales —entre ellos, dos frascos de mermelada y una bebida casera—, que fueron sometidos a la rutina de inspección habitual antes de llegar a manos del mandatario.

Fue precisamente esa revisión la que evitó lo que pudo ser una tragedia nacional. Los agentes de seguridad detectaron “presuntas irregularidades” en tres de los productos y, siguiendo el protocolo, los remitieron a los laboratorios de criminalística para un análisis químico. Horas más tarde, los peritos confirmaron la presencia de compuestos tóxicos considerados “altamente peligrosos para el consumo humano” y capaces de causar la muerte en cuestión de minutos.

El hallazgo encendió todas las alarmas en el aparato de seguridad del Estado. El Ministerio del Interior ordenó reforzar los protocolos de control en los eventos públicos del presidente, mientras la Fiscalía abrió una investigación penal para identificar el origen de los productos y establecer si detrás del aparente intento de envenenamiento existe una red organizada. Por ahora, las autoridades manejan con hermetismo los avances del caso, aunque se confirmó que varias personas fueron llamadas a rendir testimonio.

El hecho ha generado un profundo impacto político. Noboa, de 39 años, enfrenta uno de los periodos más convulsos de la historia reciente del país, marcado por el auge del narcotráfico, el crimen organizado y los atentados contra figuras públicas. Este intento de envenenamiento se suma al ataque frustrado del pasado 6 de octubre, cuando un dron cargado con explosivos fue neutralizado por las fuerzas armadas en las inmediaciones de un evento presidencial en Guayaquil.

En un breve mensaje difundido en sus redes sociales, el presidente Noboa expresó su gratitud hacia el equipo de seguridad que detectó a tiempo la amenaza y aseguró que “ningún acto de violencia o intimidación logrará frenar el trabajo por un Ecuador en paz”. El mandatario, visiblemente afectado, reiteró su compromiso de “enfrentar sin miedo a los poderes oscuros que pretenden desestabilizar al país”.

Desde distintos sectores políticos y diplomáticos llegaron mensajes de solidaridad. Gobiernos de la región, entre ellos los de Chile, Perú y Colombia, condenaron el hecho y ofrecieron apoyo técnico en las investigaciones. La Organización de Estados Americanos (OEA) también expresó su “profunda preocupación” por la escalada de violencia política en Ecuador, que en los últimos meses ha cobrado la vida de varios dirigentes locales y candidatos.

Mientras tanto, el país observa con creciente inquietud. Lo que parecía un gesto amable —un regalo artesanal entregado en una visita oficial— terminó revelando la fragilidad de la seguridad presidencial en un contexto de creciente amenaza. Daniel Noboa, el presidente más joven en la historia ecuatoriana, ha logrado esquivar dos atentados en apenas un mes, un hecho que deja una pregunta abierta y urgente: ¿hasta dónde llega la mano de quienes buscan silenciar su mandato?

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