El partido entre Bolivia y Colombia en El Alto no solo se disputará en la cancha, sino también en un escenario renovado, lo que puede agregar un matiz interesante al desarrollo del juego. Desde el lado colombiano, el reto va más allá de la altura o la altitud, factores siempre mencionados cuando se enfrenta a Bolivia en casa. Colombia llega con la urgencia de consolidar su propuesta futbolística y llevarse tres puntos que serían vitales para continuar con aspiraciones claras de clasificar al Mundial 2026. El equipo debe superar no solo las condiciones físicas del estadio, sino también la presión de una afición local que se ha preparado para hacer sentir su peso.
Colombia ha demostrado en eliminatorias pasadas que, pese a las dificultades de jugar en altura, puede lograr resultados positivos. El equipo cafetero debe enfocarse en mantener la posesión del balón, imponer su ritmo de juego y evitar caer en la trampa de permitir que Bolivia lo desgaste físicamente. El enfoque debe ser claro: aprovechar los espacios que deje el rival y ser contundentes en las pocas oportunidades de gol que se presenten. Los ajustes que ha realizado el cuerpo técnico serán clave para manejar la fatiga y hacer frente a la presión inicial de los bolivianos.
Finalmente, más allá del cambio en la infraestructura del estadio boliviano, lo realmente determinante será el planteamiento que realice Colombia en el campo. Para la selección, obtener una victoria en este tipo de partidos no solo significa tres puntos, sino también un golpe anímico importante en el camino hacia el Mundial. Este es el tipo de encuentros donde se mide la capacidad de reacción y adaptación de un equipo que aspira a trascender en la competición. Un triunfo en tierras bolivianas podría marcar un antes y un después en la campaña clasificatoria de Colombia.