Colombia vence a Ecuador y se trepa al liderato de la Liga de Naciones Femenina

Colombia volvió a sonreír en Quito. La Selección Femenina, con temple, jerarquía y un fútbol de alto vuelo, derrotó 2-1 a Ecuador en el estadio Rodrigo Paz Delgado y asumió el liderato de la Liga de Naciones Sudamericana, el torneo clasificatorio rumbo al Mundial de Brasil 2027. Fue una victoria trabajada en la altura, donde el aire escasea, pero sobran el talento y la disciplina de un grupo que ha hecho de la adversidad su combustible.

El equipo de Ángelo Marsiglia, que venía de golear 4-1 a Perú en Medellín, volvió a demostrar que su crecimiento no es una coincidencia, sino el resultado de un proceso sólido y maduro. Con seis puntos en dos salidas, las cafeteras miran a todos desde arriba y se preparan para un nuevo desafío: enfrentar a Bolivia el 28 de noviembre en El Alto, a 4.088 metros sobre el nivel del mar, uno de los escenarios más exigentes del continente.

El partido en Quito fue, de principio a fin, un pulso de intensidad. Colombia salió con decisión, con Linda Caicedo encendiendo los motores por la banda izquierda y Leicy Santos manejando los tiempos en la mitad de la cancha. Al minuto 17, un tiro libre ejecutado por Santos obligó a la portera local, Liceth Suárez, a estirarse para desviar un balón que parecía tener destino de red. Era el primer aviso de lo que vendría.

La presión tricolor rindió frutos al minuto 43. Tras una jugada rápida comandada por Linda Caicedo, Ivonne Chacón se internó en el área ecuatoriana y fue derribada por Justine Cuadra. La juez paraguaya Zulma Quiñónez no dudó y señaló el punto penal. Con la serenidad de las grandes, Leicy Santos cobró con fuerza al palo izquierdo y abrió el marcador. Fue su tercer gol en el certamen y una muestra más de por qué es el cerebro y el corazón de este equipo.

Ecuador intentó reaccionar en el complemento, empujado por su público y el orgullo herido. La presión dio resultado momentáneamente con el empate, pero Colombia nunca perdió el control del juego. Con el temple de Daniela Montoya en la contención y el desequilibrio constante de Caicedo, el equipo nacional volvió a adelantarse en el marcador. Montoya, símbolo de liderazgo y entrega, firmó el segundo tanto tras una jugada colectiva que reflejó la madurez táctica del grupo.

El 2-1 final no solo dejó tres puntos valiosos, sino también una sensación de autoridad. La Selección demostró que sabe ganar en la altura, que puede sufrir y salir airosa, y que tiene recambio, táctica y carácter. Marsiglia, desde la línea, leyó el juego con precisión quirúrgica, dosificando esfuerzos y cerrando espacios cuando Ecuador se lanzó con todo.

Más allá del resultado, el triunfo consolida una idea: la de una generación que aprendió a competir de igual a igual, sin complejos y con ambición. Colombia ya no es una sorpresa; es una potencia en construcción, una selección que combina la elegancia del toque con la garra que exige el fútbol de élite.

Ahora, el reto será mayor. En El Alto, a más de cuatro mil metros de altura, el aire volverá a faltar, pero el corazón de las dirigidas por Marsiglia parece tener oxígeno de sobra. Si mantienen el rumbo y la convicción, la clasificación al Mundial no será un sueño lejano, sino la consecuencia natural de un equipo que juega con fe, talento y el orgullo de vestir el amarillo.

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