Colombia ha tenido un papel destacado en la crisis electoral venezolana, evidenciando una doble postura en la situación. Después de tres días de silencio, el presidente Gustavo Petro finalmente se pronunció mediante un extenso y confuso mensaje en redes sociales. En su escrito expresó que las graves dudas surgidas alrededor del proceso electoral en Venezuela podrían llevar al país a una “polarización violenta” con consecuencias permanentes para la unidad nacional.
Petro hizo un llamado al gobierno venezolano para que permita que las elecciones terminen en paz, con un escrutinio transparente que incluya conteo de votos, actas y la participación de todas las fuerzas políticas del país, además de observadores internacionales.
Sin embargo, en una acción contradictoria, el presidente Petro ordenó a la delegación colombiana ante la Organización de Estados Americanos (OEA) que se uniera al grupo de países que se opuso a una resolución que exigía al Consejo Nacional Electoral (CNE) de Venezuela publicar las actas del proceso electoral y realizar una verificación de los resultados con observadores electorales.
Mientras tanto, la OEA ha sido criticada por su falta de acción decisiva en el caso de Venezuela.
El presidente venezolano Nicolás Maduro, por su parte, informó que ha mantenido intensas conversaciones con Petro, resaltando la colaboración de Venezuela en el proceso de paz colombiano, y claro, si es que muchos guerrilleros operan desde su territorio.
En el ámbito internacional, Estados Unidos ha señalado que sus datos no coinciden con los presentados por Maduro, prácticamente reconociendo la victoria de la oposición en las elecciones. La Unión Europea también expresó su desconfianza hacia los resultados publicados por el régimen chavista.