Colombia enfrenta una situación crítica en el manejo de migrantes que llegan de todas partes del mundo a las costas de Urabá, sin recibir apoyo significativo de la comunidad internacional. La reciente reunión entre el presidente Gustavo Petro y el nuevo mandatario de Panamá terminó sin soluciones, ya que Panamá decidió cerrar su frontera con alambre de púas y refuerzos militares en todas las zonas de migración.
Además, varios países de Centroamérica han expresado su rechazo a permitir el paso de estos migrantes, quienes intentan llegar a Estados Unidos, un destino que también los rechaza. Esta crisis migratoria ha dejado a Colombia en una posición extremadamente difícil y requiere la atención urgente de los organismos internacionales encargados de velar por los derechos humanos.
El presidente Petro había buscado cooperación y soluciones conjuntas, pero la respuesta de Panamá y otros países ha sido contundente en cerrar sus fronteras. Este abandono pone en riesgo la seguridad y bienestar de los migrantes y representa un desafío significativo para Colombia, que ahora enfrenta sola esta compleja situación humanitaria.