Atlético Nacional enfrenta un desafío de alta tensión en la Copa Libertadores. Luego de una prometedora victoria en casa ante Nacional de Uruguay, el conjunto verdolaga bajó al segundo lugar del Grupo F tras la sorpresiva victoria de Bahía en Montevideo. Con tres puntos en su haber, el equipo antioqueño sabe que no puede permitirse una caída este jueves frente a Internacional de Porto Alegre si desea recuperar el liderato y encaminar su clasificación a octavos.
El duelo en suelo brasileño se presenta como un verdadero termómetro del carácter del equipo dirigido por Javier Gandolfi. Con un rival fortalecido por su localía y con figuras de peso como el colombiano Rafael Santos Borré, Inter representa una amenaza real. Sin embargo, Nacional llega con argumentos futbolísticos sólidos y una identidad que, aunque aún en construcción, promete competitividad en el continente.
Bahía, inesperado líder de la zona con cuatro unidades, aprovechó las dudas defensivas de Nacional de Uruguay y dejó en evidencia la vulnerabilidad del cuadro charrúa. Esa victoria no solo apretó el grupo, sino que aumentó la presión sobre Nacional y también sobre Inter, que apenas suma un punto y necesita empezar a sumar de a tres si quiere mantenerse en la pelea.
El escenario para Nacional es claro: un triunfo lo catapultará de nuevo a la cima, mientras que un empate también podría ser favorable, dependiendo de los goles a favor. Pero una derrota en Porto Alegre no solo lo dejaría en la tercera casilla, sino que encendería las alarmas de cara a la segunda vuelta del grupo. El margen de error, en una Copa cada vez más exigente, se reduce al mínimo.
En el papel, Internacional parte como favorito. La tradición, la plantilla y la localía juegan a su favor. Pero no hay que olvidar que Atlético Nacional ha sabido dar golpes sobre la mesa en terreno brasileño. Ya lo hizo en otras ediciones y la historia pesa, tanto para bien como para mal. Gandolfi lo sabe, y por eso ha trabajado la parte mental del grupo con tanto énfasis como la táctica.
Mientras tanto, el panorama para Nacional de Uruguay es sombrío. Dos derrotas consecutivas, una diferencia de gol de -4 y un juego sin respuestas lo ponen al borde del abismo. El técnico Pablo Peirano, viejo conocido del fútbol colombiano, tendrá que recurrir a la épica para revertir un presente que ya muchos ven sentenciado.
Lo cierto es que el Grupo F se ha convertido en uno de los más cerrados y emocionantes de esta Libertadores. Cada partido cambia el orden de la tabla y obliga a los equipos a replantear sus estrategias. Atlético Nacional, pese a sus altibajos recientes en torneos internacionales, se mantiene como uno de los principales animadores de esta zona y tiene con qué soñar.
Este jueves en Porto Alegre no solo se disputan tres puntos. Se juega el orgullo, el liderazgo y la fe de una hinchada que anhela volver a ver a su equipo protagonista en el concierto sudamericano. La pelota rodará en el Beira-Río, pero la verdadera batalla será mental, táctica y emocional. Y Nacional, si quiere seguir soñando, deberá estar preparado para todo.