El suroccidente del país está atravesando uno de los momentos más complejos en materia de seguridad, debido a los ataques perpetrados por las disidencias de las Farc, lideradas por Iván Mordisco. Los municipios de Morales y Suárez en el Cauca, así como Jamundí en el Valle del Cauca, han sido blanco de una serie de asaltos indiscriminados que han sembrado el caos y el terror entre la población.
En estos ataques, al menos cuatro uniformados de la policía han perdido la vida y tres civiles resultaron gravemente heridos. Las ofensivas incluyeron la explosión de carros bomba y cilindros, además del uso de armas de largo alcance, lo que provocó la destrucción de numerosas residencias y locales comerciales.
Como respuesta inmediata, el gobierno ha ordenado un consejo extraordinario y permanente de seguridad. Además, se han anunciado recompensas millonarias por información que conduzca a los responsables y se ha indicado que ya hay algunos capturados en relación con los ataques. Sin embargo, la sensación de inseguridad y desprotección persiste en las comunidades afectadas.
El presidente Gustavo Petro ha prometido una ofensiva contundente contra las disidencias de las Farc. Sin embargo, su visita a la zona afectada no será hasta el próximo viernes, sin conocerse el motivo del retraso. Mientras tanto, los alcaldes de los municipios afectados se sienten acorralados y asustados, sin un claro apoyo inmediato.
Por su parte, el ministro del Interior, Luis Fernando Velasco, ha declarado que las disidencias no tienen vocación de diálogo y ha pedido el uso legítimo de armas para contrarrestar los ataques. Sin embargo, existe una división entre los funcionarios del gobierno, algunos de los cuales insisten en la necesidad de dialogar con estos grupos armados.
