María Corina Machado, la Libertadora Moderna que Gana el Nobel de Paz 2025

En una jornada que quedará grabada en la historia contemporánea de América Latina, el Comité Noruego del Nobel anunció este viernes que el Premio Nobel de la Paz 2025 fue otorgado a la venezolana María Corina Machado. La líder opositora fue reconocida como una “figura clave unificadora” en una Venezuela marcada por más de dos décadas de autoritarismo, represión y crisis. El anuncio fue recibido con lágrimas, vítores y un sentimiento casi místico por parte de millones de venezolanos que la ven no solo como una dirigente política, sino como la encarnación viva de la esperanza.

Machado, de 58 años y nacida en Caracas, no es una figura nueva en el panorama político venezolano, pero sí se ha consolidado como la más persistente, coherente y decidida en su propósito: liberar a su país de lo que ella llama sin ambigüedades “una dictadura brutal”. En su reacción inicial, aún sin digerir la magnitud del galardón, se mostró genuinamente impactada: “¿Qué es esta vaina? Yo no lo puedo creer”, le dijo a su compañero de lucha, Edmundo González. Entre risas nerviosas y emoción desbordada, añadió: “¡Estoy en shock!”.

Desde hace años, María Corina Machado ha liderado la resistencia política contra el régimen chavista, pagando un alto costo personal. Inhabilitada, perseguida y forzada a actuar desde la clandestinidad, no dejó de recorrer el país, incluso a riesgo de su vida. Su imagen —de jeans, camisa blanca y una determinación férrea— recorriendo pueblos, montañas y ciudades, la convirtió en un ícono popular. No son pocos quienes, al verla pasar, se acercan con devoción. Algunos le gritan “¡Libertadora!”, evocando nombres históricos como Simón Bolívar, pero en versión femenina y moderna.

La distinción otorgada por el Comité Nobel destaca, según su presidente Jørgen Watne Frydnes, “su incansable trabajo por los derechos democráticos del pueblo venezolano y su lucha por una transición justa y pacífica hacia la democracia”. En tiempos en que la política latinoamericana se debate entre extremos y polarizaciones, la figura de Machado ha logrado tejer una narrativa de unidad y cambio, apelando tanto a la razón como a las emociones de un pueblo cansado y empobrecido.

Durante su campaña hacia las elecciones presidenciales del 28 de julio de 2024 —comicios en los que fue finalmente excluida por el régimen, aunque apoyó al candidato unitario Edmundo González—, su discurso fue claro: “acabar con el socialismo del siglo XXI” y reconstruir un país sobre bases liberales y democráticas. No prometió milagros, pero sí compromiso, y sobre todo, coherencia. Esa palabra —coherencia— es una de las más repetidas por sus seguidores, que la ven como una mujer que no negoció principios por cargos ni se doblegó ante amenazas.

La noticia de su Nobel no solo ha sacudido a Venezuela, sino a toda la región. Desde expresidentes hasta activistas de derechos humanos, la decisión fue celebrada como un reconocimiento necesario al coraje civil frente a la opresión institucional. Muchos la consideran el símbolo del nuevo liderazgo latinoamericano: una mujer que no viene de las élites tradicionales, pero que no renuncia a una visión de país moderno y conectado con el mundo. Una política sin partido, pero con pueblo.

“Estoy segura de que ganaremos”, afirmó en un breve mensaje tras conocer el galardón, refiriéndose al proceso aún inacabado de democratización en su país. Y agregó, con voz firme: “Este premio no es mío, es del pueblo venezolano, que ha resistido con dignidad y valentía”. Con estas palabras, la ahora Premio Nobel de Paz no se aleja de su causa: por el contrario, parece renovar su compromiso de forma aún más profunda.

María Corina Machado no solo ha ganado un Nobel. Ha ganado, sobre todo, un lugar en la memoria de América Latina como una mujer que, en medio de la oscuridad, decidió no rendirse. Su lucha aún no ha terminado, pero este reconocimiento mundial es ya un faro que ilumina su camino —y el de millones de venezolanos— hacia la ansiada libertad.

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