¿Colombia o Perú? La Inteligencia Artificial ya tiene un ganador para el duelo en Barranquilla

La tarde del viernes en Barranquilla no será una más. El estadio Metropolitano se llenará con la esperanza de un país entero que, con el corazón en la garganta, anhela ver a su selección romper la racha gris que arrastra desde finales del año pasado. Cuatro partidos sin conocer la victoria han sembrado dudas, impaciencia y una presión creciente sobre los dirigidos por Néstor Lorenzo, que se ubican en la sexta casilla de las eliminatorias, justo en el borde entre el sueño y la frustración. Al frente, un Perú urgido, sin margen de error y con el cuchillo entre los dientes.

El último sabor que dejó Colombia en la cancha fue agridulce. Un empate contra Paraguay que comenzó con promesas de goleada y terminó en desilusión. Luis Díaz y Jhon Durán encendieron la ilusión con dos goles tempraneros, pero la falta de consistencia en defensa terminó borrando la sonrisa del rostro de los aficionados. El libreto se repitió en Brasil, y antes en los partidos ante Ecuador y Uruguay. El equipo muestra destellos, pero no logra sostenerlos. Las formas importan, sí, pero para muchos lo único que vale ahora es ganar, cueste lo que cueste.

En la rueda de prensa previa al partido, Lorenzo insistió en una idea que parece cada vez más difícil de sostener: que la belleza del juego debe ir de la mano con el resultado. “Queremos jugar bien y que el marcador refleje nuestro dominio”, dijo el argentino con voz serena, como quien sabe que los discursos ya no bastan. El balón, al final, será quien reparta justicia, pero la tribuna pide algo más que intenciones: quiere goles, quiere puntos, quiere el Mundial.

Del otro lado, el técnico peruano Óscar Ibáñez no disimula la urgencia. “Es un duelo de necesitados”, reconoció, y tiene razón. Perú marcha en la décima posición, con apenas 10 puntos, y la clasificación se aleja con cada tropiezo. No vienen a especular. Saben que si quieren seguir soñando, deben sumar en Barranquilla, y eso significa enfrentar la humedad, la temperatura, y a una hinchada que, cuando ruge, convierte el Metropolitano en una caldera.

Pero en tiempos modernos, incluso el fútbol ha encontrado un nuevo oráculo: la inteligencia artificial. Consultada por múltiples plataformas deportivas, la predicción algorítmica del partido arroja un resultado favorable para Colombia. El modelo, que combina estadísticas históricas, rendimiento reciente, alineaciones probables y factores como la localía y el clima, da una probabilidad del 63% de victoria para la Tricolor, un 25% de empate y apenas un 12% para Perú. El marcador más probable, según estos cálculos: 2-1 a favor de Colombia.

Es un dato que entusiasma, sí, pero que también debe tomarse con cautela. Porque el fútbol, como bien sabemos, no se rinde ante las fórmulas matemáticas. El balón rebota con capricho, y los partidos los ganan —o pierden— los jugadores, no los algoritmos. Sin embargo, en una atmósfera tan cargada de ansiedad, cualquier predicción que alienta el optimismo se vuelve parte del ritual colectivo que acompaña a la selección en cada cita.

Este viernes, a las 3:00 p.m., Colombia no solo se jugará tres puntos: se jugará parte de su credibilidad, de su futuro inmediato, y del vínculo emocional con una hinchada que ha sido leal incluso en la derrota. El pitazo inicial será también un acto de fe. Y aunque la inteligencia artificial diga que la victoria está cerca, será en los pies de Díaz, Durán, Arias o James —si le alcanza— donde estará escrita, línea por línea, la verdadera predicción de este partido.

Deportes