El gobierno del presidente Gustavo Petro sigue en su propósito de buscar la paz con las guerrillas que delinquen en el país. A pesar de las críticas y la incomprensión por parte de diversos sectores, la administración Petro insiste en mantener los diálogos con estos grupos armados.
El enfoque principal de sus acciones se centra ahora en fomentar la división dentro de las disidencias de las FARC. En un movimiento estratégico, el gobierno ha extendido por tres meses el alto al fuego para una de las facciones de este grupo, mientras lanza un ataque frontal contra las disidencias lideradas por el sanguinario Iván Mordiscos.
Mordiscos, en respuesta, ha lanzado una fuerte amenaza al presidente Petro. En un mensaje publicado en su cuenta de X (antes Twitter), Mordiscos indicó: “La COP16 fracasará, aunque militarice con gringos la ciudad de Cali. Señor @petrogustavo: su discurso de protección de la naturaleza se derrumbará cuando el pueblo colombiano se dé cuenta de lo que están haciendo sus militares en la Amazonía, cuando se den cuenta del gran acuerdo que pretende hacer con Alemania para la apropiación y explotación de las fuentes de agua, cuando se le destape su papel en la disputa contra Antioquia por las licencias de exportación de oro, o cuando monte la base de monitoreo satelital del comando sur en la isla Gorgona”.
Mientras tanto, la situación en Argelia, Cauca, es crítica. Los combates han dejado aislados a sus habitantes, provocando el cierre de la alcaldía y el hospital. Guerrilleros han establecido retenes en diversas zonas, generando un clima de tensión y miedo entre la población local. A pesar de esto, el ejército asegura tener la situación bajo control.
El contexto actual muestra un país en tensión, con un gobierno que persiste en su estrategia de diálogo en medio de amenazas y conflictos armados. La apuesta de Petro por la paz enfrenta grandes desafíos y una oposición que critica duramente su enfoque hacia las guerrillas.