Se cumplieron ayer en todo el país, las tradicionales marchas del día del trabajo, que durante este año estuvieron marcadas por un menor número de actos vandálicos en comparación con años anteriores.
En Medellín, se registraron lanzamientos de pintura contra el CAI de Boston y grafitis en algunas paredes, mientras que en Bogotá se reportaron disturbios en horas de la tarde, con la presencia de encapuchados.
El secretario de Seguridad y Convivencia del Distrito de Medellín, Manuel Villa, dijo que en la ciudad participaron alrededor de 9.000 personas, sin embargo, algunos ciudadanos que participaron de la misma, como el dirigente Andrés Fernando Mesa Valencia, desmintieron esa versión y señalaron que fueron entre 45.000 y 50.000 personas las que salieron a las calles de Medellín.
El punto culminante llegó con el discurso del presidente Petro desde la Plaza de Bolívar en Bogotá, donde abordó una serie de temas polémicos y controvertidos.
Petro aprovechó la oportunidad para criticar a algunos de sus ministros, que, según él, le temen al cambio. Los instó a dar un paso al costado. El mandatario también anunció esta tarima para ‘romper’ relaciones diplomáticas con el Estado de Israel, calificando al presidente de ese país como “genocida”.
Además, respondió a las críticas del expresidente Uribe sobre la reforma laboral, afirmando que “quienes apoyaron el proyecto uribista se equivocaron” y dijo que es necesario reducir la jornada laboral en Colombia.
El presidente no escatimó en críticas hacia aquellos que se oponen a su gobierno, advirtiendo que lo que pretenden es darle un golpe a su gobierno. Por ello llamó a los ciudadanos a defender, en las calles, un verdadero proyecto democrático para Colombia.
Entre los temas abordados estuvo la reforma a la Salud, que Petro defendió enfáticamente, argumentando que el sistema de salud debe ser para toda la población colombiana y no solo para unos pocos privilegiados.
También se refirió a la reforma pensional, acusando a los bancos de convertir las pensiones en un negocio y prometiendo medidas para proteger los ahorros de los trabajadores.
Finalmente, Petro volvió a atacar la marcha del pasado 21 de abril, denominándola como la “marcha de la muerte” y acusando a sus participantes de ser contrarios al cambio y de promover un discurso negativo sobre el país.
El presidente cerró su discurso reiterando su llamado a una constituyente para construir una democracia más profunda y al diálogo como medio para resolver los conflictos políticos en el país. Sin embargo, sus palabras han generado tanto apoyo como críticas, reflejando la polarización que aún persiste en la sociedad colombiana.