27 nuevos ascensores en 10 estaciones del metro: ¿Cuáles son y cuándo estarán listos?

Medellín, ciudad que aprendió a transformarse desde sus cimientos, vuelve a dar un paso hacia la inclusión y la movilidad digna. Esta vez, la apuesta del Metro no está centrada en nuevos trenes ni extensiones de línea, sino en algo más profundo: la accesibilidad. Con una inversión que supera los 61.000 millones de pesos, se instalarán 27 nuevos ascensores en diez estaciones estratégicas de la red. Es un gesto silencioso pero contundente que reivindica el derecho a moverse con libertad, sin que el cuerpo, la edad o la condición limite el acceso al transporte público.

Las obras ya comenzaron. Excavaciones, cimentaciones, estructuras metálicas: todo avanza en paralelo a los trayectos diarios de miles de usuarios. Las estaciones que recibirán estos nuevos ascensores —Madera, Hospital, Industriales, Aguacatala, Ayurá, Envigado, Itagüí, Sabaneta y La Estrella— no fueron elegidas al azar. Son puntos neurálgicos del sistema, estaciones que conectan comunas enteras, centros hospitalarios, universidades, barrios enteros que vibran con el Metro y que ahora serán más inclusivos.

Hace pocos días se instalaron las primeras estructuras en Ayurá (costado oriental) y Madera (plazoleta oriental). Con esto, el proyecto entra en una fase visible que empieza a materializar lo que por años fue una necesidad postergada. Los nuevos ascensores serán de alto tráfico, con capacidad para 900 kilos y diseñados bajo los más rigurosos estándares de accesibilidad. No se trata de una obra decorativa: se trata de garantizar el acceso a quienes durante años lo hicieron a medias o no lo hicieron del todo.

Pero el proyecto no se limita a ascensores. También contempla 12 pasillos de ingreso diseñados específicamente para personas con discapacidad física y usuarios de silla de ruedas. Además, se ejecutarán obras de ampliación en varias estaciones para adecuar los espacios a las nuevas dinámicas de movilidad. Medellín, que ya ha sido referente mundial en transporte integrado, vuelve a recordarnos que la verdadera modernidad no se mide solo en tecnología, sino en empatía y equidad.

La empresa Metro de Medellín ha hecho algo clave: escuchar. Este año se han realizado al menos 35 socializaciones con personas con discapacidad, colectivos ciudadanos, usuarios frecuentes y entidades del sector. No es una obra impuesta: es una construcción compartida. Cada reunión ha sido una oportunidad para ajustar, para comprender desde la experiencia del otro lo que significa subir o no a un vagón. Porque la accesibilidad no es solo una rampa o un ascensor: es una postura ética frente a la ciudad.

El cronograma proyecta que las obras estarán terminadas en el primer semestre de 2026. Para entonces, el sistema no solo será más eficiente, sino también más humano. Es un plazo que implica paciencia, sí, pero también compromiso. Porque quienes han esperado toda una vida para que el transporte público piense en ellos, merecen una ciudad que no deje a nadie atrás. Esta no es una obra de concreto: es una obra de dignidad.

Medellín, una ciudad que ha aprendido a crecer con inteligencia social, reafirma su vocación de inclusión. Y en esa apuesta, los nuevos ascensores del Metro son más que una mejora técnica: son una promesa cumplida a quienes han transitado la ciudad desde la periferia del acceso. Una promesa que, como los rieles del tren, debe sostenerse en el tiempo. Porque el verdadero progreso no es aquel que corre más rápido, sino el que lleva consigo a todos.

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